Fabricar la suerte

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A menudo analizo las actitudes vitales de las personas de las que me rodeo, de hecho, es la parte de mi trabajo más importante y la que más me gusta de largo; las personas te dan datos constantemente sobre su forma de entender el mundo, sus necesidades más íntimas, sus miserias y sus éxitos. Es muy interesante y un ejercicio realmente enriquecedor; sobre todo para conocer cuáles de esas actitudes son absolutamente perdedoras desde el segundo uno que son ejecutadas y cuáles son ganadoras.

Y aquí es donde interviene el factor “suerte”. Y lo pongo entre comillas porque no creo en ella. Siempre lo he dicho y lo mantengo. Todos conocemos gente que siempre encuentra sitio para aparcar, entra en el cupo de afortunados que se libran de algo, o le sale el destino que quería en el trabajo. Yo creo que a ese tipo de personas no les ha “tocado”, ese tipo de personas construyen su suerte. Y lo interesante de esto es que se nota en su actitud, en su comunicación.

Llevo muchos años dando clase, más de veinte, y es sorprendente la cantidad de veces que un alumno me ha comentado después de clase que las cosas no le iban bien, que tenía problemas con los de su grupo de trabajo, o que llevaba una temporada pasándolo mal y la relación directamente proporcional que eso tenía con su actitud.

No es mala suerte, no… las cosas no se han torcido, o aquella persona o circunstancia no te perjudicó…nosotros fabricamos nuestra suerte. Salvo que te metas en un avión pilotado por un loco que decide estrellarlo, el resto de tus acciones dependen única y exclusivamente de ti. Sólo el 10% de nuestra existencia es aleatoria, el 90 % restante se define por nuestra forma de pensar (y de actuar). Y parece ser que hay formas científicamente demostradas de llamar a la buena suerte. Eso es lo que nos cuenta Richard Wiseman en su libro “Nadie nace con suerte: el primer estudio científico que enseña a atraer y aprovechar la buena fortuna” de la editorial Temas de Hoy. Wiseman nos dice que las personas con “buena suerte” tienen actitudes y comportamientos parecidos y aquellos que tienen “mala suerte” tienden a presentar patrones de conducta contrarios.

Wiseman, que es profesor en la Universidad de Hertfordshire, ha realizado investigaciones con cientos de personas durante más de una década en las que se dedicó a estudiar a las personas que se consideraban afortunadas, así como a las personas que se consideraban desafortunadas.

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Richard Wiseman

Fruto de estos estudios, llegó a la conclusión de que hay básicamente tres factores para explicar por qué les pasan siempre a determinadas personas las cosas positivas.

Factor 1: los ”suertudos” acostumbran a fiarse de sus corazonadas. Los “gafes” ignoran su propia intuición y luego se arrepienten de la decisión que han tomado.

Factor 2: los “suertudos” son tenaces, perseveran cuando sufren un fracaso, y muestran optimismo, aunque las cosas se pongan feas: suelen pensar que sucederán cosas buenas.

Factor 3: cuando sufren un cambio inevitable, tienden a pensar que las cosas podrían haber sido mucho peores, pero que afortunadamente no lo son y ,sobre todo, toman el control de la situación cuando es desfavorable.

A estos interesantes factores, yo me atrevería a añadir, fruto de mis propias observaciones, siete factores más que tienen que ver con la comunicación de estos agraciados. Porque, como siempre, creo firmemente que la actitud corporal influye, y mucho, también para atraer la suerte.

Los siete patrones de comunicación de los bienaventurados, faustos y venturosos son:

  1. Sonríen más que la media. Y lo hacen de verdad; es decir, con los ojos. Generan, por tanto, más endorfinas que la mayoría de los mortales.
  2. Abarcan el espacio en horizontal, sus movimientos son amplios y de apertura. No se contraen en el espacio.
  3. Tienden a estar más erguidos que encorvados.
  4. Son seductores con el cuerpo y los gestos: miran a los ojos, realizan movimientos más sinuosos que rectilíneos, suelen tener los dos pies bien plantados en el suelo y los ademanes tienen energía, no hay laxitud.
  5. Muestran comodidad con su cuerpo, con su atuendo, en cualquier circunstancia.
  6. Modulan la voz, utilizan matices sonoros que se ajustan a lo que dicen.
  7. Mantienen una buena imagen. Cuidan su apariencia.

Obviamente, no estoy afirmando que las personas que tengan todos o alguno de estos patrones van a asegurar su suerte o que los que no los tengan serán unos desgraciados. Sólo digo, y lo digo con la seguridad de haberlo observado demasiadas veces que no se trata de estar en el lugar adecuado en el momento adecuado sino de tener la mentalidad adecuada y la actitud corporal idónea… ahora, te pregunto, después de leer esto:

¿No quieres probar a tener suerte?

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