SLOW MOTION

Sin título

Un parámetro realmente interesante y poco conocido de los estudios de comunicación no verbal tiene relación con el tiempo. El tiempo está presente constantemente en nuestra vida como la inevitable magnitud física que mide la duración de las cosas que suceden.

¿Alguna vez te has planteado si eres rápido o lento?, ¿cuánto tardas en reaccionar emocionalmente ante un suceso? Realmente, la velocidad de reacción es un concepto que nos diferencia. Hay personas que comen rápido, responden rápido, conducen rápido y andan rápido y personas que tienen una cadencia o ritmo tranquilo y tardo a los que les costará acelerar aunque quieran.

1

El ritmo o la velocidad en la reacción se inyecta en cada gesto, ademán o expresión que hacemos y por supuesto, en cada palabra que decimos y ese ritmo condiciona la forma en que nos comunicamos con los demás. Por ejemplo, los estudios paralingüísticos demuestran que si emitimos más de 160 palabras por minuto el cerebro del interlocutor no procesa el mensaje. También estos estudios demuestran que un ritmo de menos de 120 palabras por minuto nos hará desconectar casi con toda seguridad. Esta es la razón de que siempre haga hincapié en la velocidad de locución en mis clases.

La velocidad que imprimimos a nuestras acciones es un parámetro realmente interesante para observar y si lo pensamos bien, se trata de algo que suele colocarnos en posiciones vitales muy polarizadas. No hay nada que saque más de quicio a un apresurado que la parsimonia del tranquilo y viceversa.

El psicólogo Wilhelm Wundt propuso dos parámetros para explicar las diferencias humanas en función de la velocidad de respuesta (rápida y lenta) y la intensidad de esa reacción (fuerte o débil). La interacción entre estos dos parámetros da lugar a cuatro tipos de comportamiento basados en la clasificación de los temperamentos que ya estudió Hipócrates 400 años a.C. Los rasgos que forman parte de cada una de las dimensiones representan el resultado de una gran cantidad de estudios que estadísticamente han demostrado que estos se hallan correlacionados en una gran variedad de muestras.

Sin embargo, temperamentos y estilos de comportamientos aparte, hoy sólo quiero enfocarme en la importancia y la belleza de lo LENTO porque, en muchas ocasiones, va a marcar la diferencia en la comunicación que establezcamos con el otro. Pensad en una caricia verdadera: es imposible hacerla de forma rápida y apresurada porque no sería una caricia. Una mirada de amor suele ser mantenida y no apresurada, como si “se detuviera el tiempo”; y un beso enamorado (que no apasionado) suele darse despacio. Igualmente, la capacidad de transmisión de seguridad en un discurso, por ejemplo, está muy relacionada con un ritmo de locución controlado y unas pausas mantenidas. No hay nada que haga controlar más una conversación que el silencio ni nada que aporte más empaque a un alegato que las pausas. Aprender a controlar ambos es una de las claves de un buen comunicador.

Os dejo con un video en el que el gran Steve Jobs presentaba el MacBook Air y donde su control en el ritmo del discurso y las pausas nos da una muestra de lo seguro que estaba en lo que decía y de lo que disfrutaba hablando de algo que le apasionaba: sin ninguna prisa.

Deja un comentario